Historias sin dueño
No es fácil sentarse y escribir una historia. Realmente no pensé que esto fuera ser un libro, simplemente me encontraba estudiando intentando terminar un trabajo cuando las ideas de un dragón y una chica cayendo del cielo comenzaron a interrumpir mi escrito. Las ideas recurrentes sobre este personaje eran tan molestas que un día que un día decidí agarrar una libreta, o una hoja de papel y empezar a escribir las descripciones de personas o diálogos, una idea tras de otra, así se fueron acumulando hojas y hojas.
Estas libretas y hojas sueltas quedaron olvidadas en alguna caja, y yo continué con mis estudios, años más tarde en una de mis mudanzas, abrir esta caja, lo primero que pensé fue en tirar aquel montón de libretas y hojas; observé que no era nada relacionado con los estudios y por curiosidad empecé a leerlas, algunas páginas no me gustaron en nada en cambio otras me encantaron y hasta me hicieron reír. Recordé las ideas que me venían cuando estaba estudiando, decidí ver que podía hacer con todo aquello. Al iniciar la transcripción sentí que todo lo escrito estaba incompleto, la incomodidad creció sin saber cómo darle un orden, hasta que uno de tantos días y se le di nombre a uno de los personajes y ¡bingo! fue como si se abriera todo un nuevo mundo de posibilidades. Encontrar el nombre adecuado para cada uno de los personajes le dio una nueva vida y enfoque, era como verlo por primera vez y completar todos aquellos huecos que tenía el texto. Así nació el primer borrador de lo que sería más adelante la novela “El Retorno de la Dama dragón”
Cómo llego a publicarse… un día en una cena hablando con una amiga y le comenté lo que había encontrado y transcrito, ella me pidió leerlo, al principio me reí por su cometario, pero pensé, por qué no, así que lo imprimí y se lo di, mi sorpresa fue que le encantó me dijo «Rosy publícalo»
En este proceso he aprendido mucho; la primera edición salió con errores, por lo que decidí cambiar de editorial y realizar los cambios y agregar las ilustraciones. Aún conservo muchas hojas sueltas a las cuales llamo historia sin dueño.